Mentiras de la Nueva Era: Maestros Ascendidos, nuevos dioses, nuevas falacias. Parte 4.EN 6 MAYO, 2016 POR RAMÓN E. MORALES C. –¿Eso quiere decir que Usted ya habló con los Maestros? Se requiere honestidad desinteresada para tener una relación con la “verdad”. Se requiere reconocer todo lo que implica tener una relación con la “verdad”. Es una disciplina de la mente y un ejercicio de honestidad, para con uno mismo y para con los demás. Lo más deshonesto que un espíritu libre puede hacer es dejarse atrapar por la molicie intelectual, por el interés personal de creer en algo sólo porque resulta conveniente. Yo podría decir que nunca creí en los Maestros Ascendidos, que nunca hablé de ellos como si todo el asunto no fuera una farsa. Pero no puedo hacerlo, porque para un verdadero buscador de la verdad –y siempre he sentido que lo soy– lo más importante es la veracidad intelectual para reconocer los errores propios, y los de los demás también. Los seres humanos se equivocan, y a medida que vamos creciendo en conocimiento y en sinceridad, somos capaces de autocorregirnos, de cambiar nuestra visión de las cosas. Todo esto es natural y es lo que señalamos como importante. Recuerdo que desde pequeño critiqué la religión de mis padres, el catolicismo. Ya a los siete u ocho años me parecía sospechosamente macabro la imagen del “hijo de Dios” clavado en una cruz, no sólo por culpa del hombre sino por pedido de su propio “Padre Celestial”. Leyendo la Biblia me parecía que entraba a un mundo extraño, enfermizo, un mundo donde todo parecía estar al revés. Por ello la metafísica cristiana de Conny Méndez me pareció un trampolín interesante para continuar esas críticas a la tradición y para encontrar respuestas a mis preguntas [1]. Sin embargo, a medida que iba leyendo más y más libros de metafísica me di cuenta que algo raro había allí. Había muchas escuelas, muchos mensajeros, las doctrinas se contradicen en algunos puntos de la historia e incluso a veces los mensajeros de los maestros acusaban a otros de ser falsos canales. Me había salido del torcido mundo de la religión hebrea y cristiana para meterme en otro ciertamente más sofisticado e interesante, pero mil veces más extraño y contradictorio [2]. Hasta que un día mis manos cayeron sobre los libros de Mark Prophet y Elizabeth Clare Prophet. Ellos decían ser los únicos mensajeros “oficiales” de los Maestros Ascendidos, su doctrina estaba muy bien escrita y presentada y tenían una campaña proselitista muy bien desarrollada que le estaba quitando seguidores a las escuelas metafísicas latinoamericanas [3]. La Iglesia Universal y Triunfante (Church Universal and Triumphant, CUT) y The Summit Lighthouse, fundados y dirigidos por los Prophet en EE.UU parecía ser, definitivamente, el consulado acreditado de la Gran Hermandad Blanca sobre la Tierra. En apariencia exudaban luz y perfección de Dios por todos lados. Hasta que mi curiosidad natural me llevó a conocer a Sean Prophet (el mismísimo hijo de los Prophets) por Internet en el año 2001. Sean había sido miembro y ministro de la Iglesia de sus padres durante su juventud y cuando estaba siendo preparado para ser el siguiente mensajero de los maestros, rompió relaciones con CUT llevándose a algunos seguidores con él [4]. Su testimonio en primera persona es muy simple: asegura que toda la doctrina y enseñanza de los Maestros Ascendidos escrita y diseminada por sus padres, había sido toda inventada. Que no existían los maestros porque él mismo presenció cómo sus padres inventaron a dichos personajes y cómo utilizaron los que ya habían sido inventados por los Ballards y por Geraldine Innocente, entre otros, para construir una especie de “imperio religioso” que, por sus intereses políticos y materiales, no tenía nada de espiritual. Mis conocimientos de inglés en aquel momento también me permitieron enterarme de todos los escándalos legales que manchaban la reputación del retiro de los “maestros” [5]. Este es un tema que por supuesto ampliaré más adelante. Lo que quiero expresar ahora es que si acaso hay maestros en este mundo, son personas de carne y hueso, hombres racionales y sinceros como Sean Prophet, seres mortales que algún día morirán, como naturalmente tiene que suceder. Mi contacto con Sean Prophet y mis estudios de Friedrich Nietzsche fue lo que definitivamente me ayudó a salir de la nube alucinante de la metafísica de la Nueva Era. Ese ha sido uno de los eventos más importantes de mi vida: definir mi identidad como librepensador, como espíritu libre. Los seguidores de los Maestros Ascendidos siguen adormecidos en ese mundo fantástico de nuevos dioses y nuevas falacias. Y reconozco como mi responsabilidad, por lo menos, explicar mi punto de vista al respecto. Dar un pequeño empujón a muchos otros que se encuentran atrapados todavía en esa burbuja infame de incienso malsano. Para aquellos que quieran enterarse de lo que se esconde detrás de CUT, les recomiendo la revista de librepensamiento de Sean Prophet, Black Sun Journal [en inglés, abrirá en otra ventana]: http://www.blacksunjournal.com/ Y por ahora esta entrevista a Rubén Cedeño, en la que podrán ver las ambigüedades típicas de un “metafísico” latinoamericano cuando debe responder preguntas directas sobre el asunto [abrirá en otra ventana]: http://www.edaddorada.net/rubencedeno/laverdadmaestros.htm |
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