El Grado 33

El grado 33 en la masonería

​Se dice que uno de los mayores grados masónicos es el número 33, este está relacionado con los misterios mayores más un gran poder donde simbólicamente hablando, la rama seca ha florecido brindando todo su potencial, donde la alquimia transmuta la materia ordinaria en materia divina (daivi prakriti), la que posibilita este género de experiencias inefables.
 
Sin embargo a pesar de su simbolismo, los ritos masónicos, sus diversas logias, poderes entre otros, no es más que un mero simbolismo que ha causado mucha especulación, asombro y riñas entre diversos personajes, logias y sub logias.
 
¿Porque esto último?
 
Porque lamentablemente no es más que un simbolismo lleno de necedades, ya que los masones no son más que personas común y corrientes que a pesar de sus ritos y ceremonias, estudios y cosas por el estilo, jamás han podido acceder a tal nivel en experiencia vivencial, por medio de la práctica y de ser así, el ego los hubiese sucumbido al primer instante, porque este último trae muchas trampas, está lleno de trucos y decir como muchos por ahí a través de la historia que llegaron o estaban por encima del grado 33, fue y es una gran fantasía.
 
Para que la rama seca florezca como si de la gran primavera se tratara, hay que desprendernos de todo, liberarnos de toda ocupación, todo compromiso, de toda responsabilidad, de toda preocupación, entrando a participar y experimentar de forma constante de un gran relax cotidiano, cuya sensación no todos desean experimentar, porque el ego tiene lo suyo, aunque contamine y envenene, tiene lo suyo y las personas en general no desean dejar de lado esas sensaciones emocionales y placeres que brindan tales sensaciones.
 
Vivir desprendidamente sin preocupaciones no es cosa de una mente vacía carente de contenido, es más que esto último, es vivir la a temporalidad, es vivir la profunda y exquisita relajación, es sentir y permitir que la luz vibral o este gran poder interno se exprese a través de nuestro cuerpo, donde facultades incluso desconocidas por los masones, rosa cruces, iluminatis, entre otros, esten al servicio de la vida como la vida misma, ya que tales facultades y poderes son parte de nuestra naturaleza esencial, nada desconocido para quien se ha iluminado y expresa su iluminación de forma completamente natural y permanente.
 
Muchos son los masones, incluso rosa cruces que hoy en la actualidad existen, saben teóricamente lo que el grado 33 representa, pero incapaces de escudriñar en lo más profundo de sus misterios, desde una óptica realista y sincera.
 
Logias como estas se han quedado lamentablemente en la cascara, en lo que yo denomino como el sucedáneo de la verdadera sabiduría, ya que esta última sería el auténtico néctar de la vida en sí.
 
Es más para vivir los misterios menores y mayores incluso el grado 33, no se precisa tanta vanguardia, ceremonias, logias, logística y GPS para acceder a un elemento que es totalmente natural, algo que nosotros somos sin principio, ni final.
 
Curiosamente los misterios menores y mayores son nuestra naturaleza más los mayores que los primeros ya nombrados, porque queramos o no, son lo que somos y lo que hemos sido siempre, aquello que no se puede etiquetar o clasificar.
 
De forma bastante extraña para la sociedad y su ordinaria percepción, las personas que han accedido a niveles como este, son individuos muy aislados de la sociedad y de una templanza tal que ni el más fuerte podría derrotar, este es el caso de mi Maestro a quien nunca le gusto que lo nombrara como Maestro, un hombre simple, pero poderoso en todo el contexto de la palabra, un iniciado en los misterios menores y mayores, alejado como solo un verdadero mago lo sabe hacer, de toda relación social y cotidiana.
 
Misael Godoy Booth.